martes, 22 de enero de 2013

Silvio Rodríguez: Cierta historia de amor




Recurriendo al humor, el cantante cubano nos muestra lo que verdaderamente está detrás del "sueño dorado" de muchos varones jóvenes: interés económico y nada más. Sin embargo, a muchos les ocurre lo que dice el refrán: van por lana y salen trasquilados.


Letra en castellano:

Yo era un muchacho tranquilo
Hasta que di con mi sueño más dorado
Que era una mujer algo mayor que yo.
Ella tenía 35 y yo 18 para mi favor
(Favor dudoso)

Empezó por regalarme
Dos camisas y un vestido
Para que yo se los diera a mi mamá.
A eso le siguió una lluvia
de pequeños regalitos para mí.
(Para mí entierro)

Hasta me froté las manos
Cuando supe que vivía sola
Desde que por fin se divorció.
Y en su casa hice meriendas,
comidas y desayunos hasta engordar.
(Casi reviento, como verán)

Lo tenía todo, y me puse ocioso
Me pasaba el día de la lectura al amor.
¿Qué quiere mi dueño?
¿Qué quiere mi encanto?
Me decía con voz azucarada
si me iba a mover.

Mis amigos comentaban
Que yo sí era un bárbaro del diablo
Y la fama de conquistador nació.
Las pepillas(*) me buscaban,
yo me pellizcaba el brazo para ver.
(Si era soñando)

Aprendí de un buen amigo
A pegarle a mi mujer
A llevar los pantalones, como es la tradición.
Y ella iba a mi trabajo,
para sorprenderme en algo ilegal.
(Era normal)

Me di cuenta que las cosas
Ya no estaban es su sitio
Cuando me empezó a coser la ropa encima, al salir.
Después vino la algazara,
las denuncias y los llantos al dormir
(Y pasó el tiempo)

Decidí dejarla cuando una noche
Desperté y la vi que se lanzaba sobre mí
Con unas tijeras de podar sus matas
Mientras me juraba que no iba a ver a otra mujer jamás.

Me puse la ropa y salí corriendo
Entre amenazas que no puedo repetir
Me puse la ropa y salí corriendo
Sin sueños dorados, pero a salvo el honor.


(*) Pepillas: muchachas

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